A cincuenta kilómetros al norte de la capital cordobesa una ciudad apacible se presenta ante sus ojos; una ciudad cuya identidad surge de la combinación de quienes habitaron esa tierra forjando una cultura que mantienen viva hasta el día de hoy trabajando con tesón para mostrarla y compartirla; así es Colonia Caroya, lo invitamos a descubrirla.
A los primeros moradores, auténticos dueños de estas tierras, sucedieron los españoles y luego los jesuitas quienes dejaron un sello indeleble estableciendo en 1616 la primera estancia con finalidad recreacional para los alumnos del Colegio Máximo. La expulsión de los padres no terminó con la historia de la casa ya que, por su posición estratégica fue elegida para refuncionalizarla como fábrica de armas blancas. El final de esta línea del tiempo tuvo como protagonistas a los primeros italianos, provenientes del Friuli que se establecieron utilizándola como primera morada, luego de desembarcar en Argentina en busca de mejores posibilidades.
Así, Colonia Caroya hoy muestra con orgullo la herencia jesuítica a través del testimonio arquitectónico, patrimonio de la humanidad; en los saberes tomados por afamadas bodegas que honran la tierra del primer vino elaborado por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, sumado a la impronta italiana sinónimo de gastronomía de excelencia en pastas y chacinados, alegría y tarantela.
Consejo, no la imagine, venga a vivirla. Colonia Caroya lo espera.