Por: Kuki Peralta
En tierras hispanoamericanas la creación del cabildo, como institución, tenía entre otros objetivos velar por los intereses castellanos, administrar real justicia y repartir las tierras públicas.
De a poco se fue convirtiendo en crisol de la democracia o entidad política promotora de la independencia, porque si analizamos uno de sus recursos “el Cabildo abierto” (convocatoria a asamblea de los vecinos) éste ejercía de algún modo la democracia representativa, a través de la cual se tomaban decisiones importantes como por ejemplo la no muy acertada destitución del virrey Sobremonte o la histórica convocatoria al cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, eslabón clave en el armado de nuestra patria independiente.
La ciudad de Córdoba, lejos del hervidero porteño y con precarios medios de comunicación, recibió la noticia del gobierno criollo cinco días más tarde. El emisario, un entrerriano llamado Melchor Lavín junto con el Deán Gregorio Funes comunicaron la buena nueva a las autoridades, quienes inmediatamente convocaron a reunión en el mismo Cabildo, edificio símbolo de los sucesos de mayo no solo para Buenos Aires sino también para todas las provincias argentinas.
Hoy, la presencia del Cabildo en el conjunto de edificios que integran el centro histórico fundacional cordobés, no es parte del pasado sino del sentimiento vivo de identidad y pertenencia de este pueblo. Como institución, desapareció en el año 1824, en 1855 la constitución lo menciona como sinónimo de municipalidad, a comienzos del siglo XX fue sede de la jefatura de la Policía de la Provincia de Córdoba y finalmente en 1988 se decidió recuperarlo restaurarlo y ponerlo en valor para mantener en la memoria de cordobeses y turistas la imagen testigo de nuestra libertad con un Cabildo abierto para todos.
Datos del edificio:
Si bien el terreno se define en 1577, su construcción sólida comienza en 1589, el gran impulso de la obra fue dado por el ingeniero López en 1807. El edificio consta de dos plantas, dos cuerpos, dos patios y una recova con quince arcos. En 1881 se le coloca una torre reloj en la cornisa de la fachada que por cuestiones de seguridad se la extrae en 1906 recuperando su fisonomía original.
