Se trata de un cordobés, un santo que nació y murió en Argentina, José Gabriel del Rosario Brochero, el hombre que no estuvo de paso por la ciudad precisamente, porque donde estaban sus pies estaba su mente y su corazón.
Nacido en Río Primero, su adolescencia y juventud transcurrieron en la ciudad de Córdoba que a los dieciséis años lo vio ingresar al Seminario Mayor en un momento de reacomodamiento de la institución, por lo que se admitían tanto aspirantes al sacerdocio como estudiantes de carreras liberales, ahí nació la amistad con futuros políticos influyentes como Miguel Juárez Celman y Ramón J. Cárcano.
Fue testigo presencial del retorno de los jesuitas, de quienes adoptó los ejercicios espirituales y que sabiendo los frutos que de ellos se obtenían los utilizó como herramienta cuando se hizo cargo del curato de Villa del Tránsito, al otro lado de las Sierras Grandes. Este hombre, promotor de desarrollo de pueblos, unió dos de las aéreas turísticas más importantes de la provincia; la que concentra el 75 % de las cuencas hídricas con la docta de la primera universidad de país; con un pequeño-gran obstáculo: NO HABÍA CAMINOS.
Lugares donde quedaron huellas del Santo Cura Brochero:
►Plazoleta del Fundador: Lugar del Seminario Mayor donde se consagró como sacerdote.
►Iglesia Catedral: Donde desempeñó varios cargos.
►Universidad de Córdoba: Lugar de su preparación académica.
►Iglesia de la Compañía de Jesús y Residencia jesuítica: Lugar de ejercicios espirituales.
►Cabildo: Frecuentemente se encontraba con los gobernadores de turno para gestionar alguna obra.
►Basílica de Santo Domingo: Siendo seminarista pidió ser admitido en la tercera Orden de Santo Domingo.
