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El particular encanto, la diversidad de actividades y la incomparable belleza de la Cumbre determinó que los gestores del destino estructuren su trabajo en tres pilares bien definidos: el turismo clásico, el turismo alternativo y el artístico-cultural, todos asentados sobre un denominador común “el Slow life” o vida tranquila y claro está, alejarse un poco mas de la ruta nacional 38, columna vertebral del valle de Punilla, otorga un marco de seguridad y tranquilidad absoluta.
Senderos para caminar tranquilos entre serpenteantes arroyos, un golf único y buscado por los amantes de este deporte de todo el país, responsable equilibrio en los servicios de alojamiento y gastronomía, con buena calidad y variedad hacen que La Cumbre sea elegida por los amantes de lo clásico.
Un capítulo aparte para el turismo alternativo; profesionales a cargo de las actividades más diversas, un fantástico marco natural, con una geografía tan humana que permite prácticas, aptas para toda la familia, sin necesidad de equipos especiales o entrenamientos previos, hacen sentir que todo se puede; pero si el placer está en lo mas complejo como barriletes a tracción, parapente, paracaidismo o escalada, en La Cumbre, también es posible.
Y para los amantes de la bohemia del arte, La Cumbre los sorprenderá, porque la impronta de Manuel Mujica Láinez con sus fiestas en el paraíso que convocaba a toda la comunidad artística argentina, aun se respira: la noche de arte, así la llaman; comienza este 3 de enero y se realiza 3 veces al año, más de 14 salas y galerías de arte abren sus puertas para recibir a la gente, compartir una copa de champagne y mostrar el circuito donde se puede ver y vivenciar las distintas ramas de la cultura y el arte de La Cumbre. Músicos, pintores, escritores, escultores conviven en esa noche de arte para mostrarse al público.
Y como todos los años, en verano La Cumbre ofrece a sus visitantes, espectáculos infantiles 3 días a la semana, noches temáticas musicales, caminatas en naturaleza y urbanas, teatro y una nutrida agenda de eventos.
Por eso, si decimos que La Cumbre es un destino diferente con marcada identidad propia, sabemos porqué.